Pregón de 1983 - Víctor Moro Rodríguez

 

Victor Moro Rodriguez.

Nació en Ribadeo el dia 25 de Abril de 1926. Casado. Es Economista y Profesor Mercantil. Desempeñó importantes cargos en la empresa privada y en la vida politica. Actualmente es Subdirector General del Banco de España y Director del Banco de España en Cataluña. Y lo que más le agrada es que le señalen como "ribadense".

 

ANO 1983

Señoras y Señores; queridos amigos y paisanos de Ribadeo:

Vengo de lejos tras muchos años de ausencia, manteniendo vivo el recuerdo y el afecto a mi Ribadeo natal y a sus gentes, para cumplir personalmente el alto honor de oficiar hoy aquí de humilde pregonero de nuestras fiestas.

Y lo hago con emoción, porque pocas cosas tan gratas que dedicar unos minutos al recuerdo entrañable de tantas vivencias y lugares que nos son queridos, exaltando el rincón natal en una loa apasionada en la que se conjuga la identificación telúrica con nuestros campos, la villa y su ría, al recuerdo de muchos amigos y seres queridos que hoy ya no nos acompañan. Yo quiero rendir aquí, antes de nada, tributo a tantos ribadenses ejemplares que a través de los tiempos dedicaron sus afanes al engrandecimiento y prosperidad de la villa, a la hermosa tarea de mejorar la convivencia ciudadana, al cultivo y mantenimiento de nuestras tradiciones, al engrandecimiento cultural de Ribadeo.

Todos nosotros somos de algún modo continuación y consecuencia de la dedicación muchas veces anónima, de hombres ejemplares que un día desvelaron los remotos secretos de nuestra historia. Otros novelaron la vida local; fundaron periódicos a los que balbucientemente, en la primera juventud, todos nos asomamos; crearon bibliotecas para la autodidacta formación, que es tanto como decir para la libertad; impulsaron asociaciones culturales, recreativas y de ayuda mutua; rescataron, en suma, las mejores esencias de un Ribadeo que, abierto a todos los vientos y a la aventura de todos los mares, debe a ellos su elevado tono de villa hospitalaria con alta sensibilidad cultura.

Reafirmamos en este camino, engrandecer el legado recibido, es hoy el reto a que se enfrenta nuestra juventud —y no dudo que lo está recogiendo ya— para hacer buena aquella vieja estrofa, casi adagio: "los ribadenses de antaño vuelven por su antigua gloria...".

Pero hablemos de fiestas, porque en fiestas estamos, para rememorar nuestra antigua tradición festera que se remonta a los tiempos en que los gremios de mareantes contrataban grupos de gaiteros para amenizar la festividad del Corpus, entonces de gran relieve. Las fiestas por antonomasia en nuestro recuerdo son las de la Patrona. Concluido ya el verano en la víspera del 8 de septiembre, la noche ribadense resplandecla de luminarias de mil colores entre el ruido ensordecedor de la traca. Unas grandes columnas de cartón piedra abrían acceso al paseo central de la Alameda y guirnaldas y farolillos daban un añejo sabor festero a aquellas noches de la verbena patronal, tantas veces añorada en el alejamiento en la distancia por los ribadenses ausentes.

Dicen las crónicas de la celebraciôn de justas literarias, juegos florales y verbenas marítimas de inusitado esplendor, que yo no recuerdo. En nuestra infancia el número fuerte giraba en torno a la Banda de Música Militar. La llegada de la Banda al Jardín constituía un verdadero acontecimiento y para todos los melómanos ribadenses uno de los actos esperados con más expectación. No olvidaré nunca mi espando infantil cuando sobre la baca del coche de Nistal vi asomar, por primera vez, relucientes y brillantes al sol de la mañana, los enormes timbales de la Banda de Infanterla de guarnición en El Ferrol. Desde el Jardín se organizaba el desfile musical y San Roque adelante seguíamos ensimismados el paso marcial de la Banda camino del quiosco donde se celebraba el primer gran concierto.

Entonces Ribadeo contaba con Banda de Música auspiciada por la Sociedad Filantrópico-Dramática. Y el noble estímulo del perfeccionamiento impulsaba a nuestros músicos locales a situarse prácticamente al pie de los profesionales de la Banda Militar para seguir, partitura en mano, la fidelidad interpretativa de sus respectivos instrumentos. Y cuando el "obligado de cornetín" del sitio de Zaragoza penetraba, profundo y agudo, en el silencio de la mañana, era de ver como el corneta local seguía atentamente, nota a nota, compás a compás, las filigranas floreadas del solista. Lamentablemente nuestra Banda, sin duda por exigencias y dificultades de los tiempos y no por falta de celo e interés de sus promotores, hoy ya no existe, haciendo buenos aquellos versos de un vate local cuando decia:

La Sociedad filantrópica, pasa un momento dramático, pues la cuota es microscópica y cobrarla problemático.

La facilidad ribadense para el cultivo de la poesía popular, así coma de distintas manifestaciones literarias es evidente a través de los tiempos. Bueno sería recoger muchas composiciones que con los años se van perdiendo, en la que los ribadenses, con ese fino tono de ironía y penetración que les caracteriza, versificaron mil anécdotas y aconteceres de la vida local. Y con ella, recopilar también para la posteridad las numerosas composiciones musicales de auténtica inspiración ribadense, tanto de carácter autóctono y regional como asumidas a través de las tiempos en las épocas de las grandes relaciones ultramarinas de Ribadeo.

Cuando por tierras levantinas, precisamente en estas épocas, los concursos y festivales de habaneras se suceden por todo el litoral, yo pienso y recuerdo el arraigo y la categoría que distinguió siempre a Ribadeo en el cultivo e interpretación de la habanera, que tomó carta de naturaleza en la villa de la mano y por la sensibilidad de los marineros ribadenses, en aquellos tiempos en que llegaron a darse cita en el puerto de La Habana hasta cincuenta bergantines y goletas de la matrícula de Ribadeo.

Los pueblos se distinguen, permanecen y prosperan, no solamente por el impulso de su desarrollo económico, sino también como consecuencia del mantenimiento de sus tradiciones culturales y es evidente que Ribadeo, en este aspecto, tiene mucho que conservar y engrandecer. Entre ellas, también sus manifestaciones de diversion que, partiendo de unas viejas raices, han permitido conjugar y compatibilizar el necesari esparcimiento con la vivencia, el cultivo y el perfeccionamiento de actividades musicales, plásticas y literarias, en las que Ribadeo, dentro del límite de sus proporciones y posibilidades ha venido ocupando lugar prominente. Aferrarse a este testigo de identidad diferenciadora y tradicional es una hermosa empresa que no dudo ha de encontrar en los ribadenses de hoy magníficos cantinuadores.

En nuestros tiempos las fiestas se iniciaban con la romería de Villaselán, la Virgen marinera tantas veces invocada desde remotos tiempos por los navegantes de la comarca, en cuya capilla pendían los exvotos en muestra de gratitud y devoción. Seguía San Roman de Figueras, Santiago de Castropol, el 15 da Veiga, y pasaban por un momento estelar con la romería de Santa Cruz, para concluir en septiembre con las festividades patronales.

La ría, nuestra ría, que llevamos todos los ribadenses ausentes en la nostalgia y en el recuerdo, era el medio de unión mas común para acercarnos a las villas hermanas. Y la fiesta se iniciaba ya al ir y continuaba al regresar con el disfrute estético del paisaje, contemplando la ría y la ribera que, al margen de pasión ribadense, sigo afirmando que es uno de las rincones mas hermosos del planeta. Yo espero que aquel sueño de nuestro paisano, que proponía un sonoro carrillón para proyectar las horas sobre la cuenca de la ría a los sones de la inspirada habanera local "Hermosas ninfas de Eo", sea algún día realidad.

Que somos de Ribadeo

non-o podemos negare,

na cara se nos conoce

polos airiños do mare".

Cando se fala a cotío da tarefa de engrandecer e conservar a cultura galega, partindo sin dúbida da fala para seguir pola música, a pintura e tódalas manifestacións culturais que nos son propias, eu lémbrome sempre dos esgrevios ribadenses devanceiros nesta tarefa. Daqueles que fixeron posible no ano 1924 o coro "Cántigas da Mariña ", dimpóis a Sociedade de Amigos da Gaita que rematou conquerindo o moimento ao Gaiteiro galego e dando pulo a Romaría que mañán nos xuntará a todos en Santa Cruz, nunha xuntanza de reafirmación e de continuidade das mais outas esencias galegas de Ribadeo.

Ó redor do gaitero de pedra de Faílde tornará a cantar a gaita, ese vello páxaro do noso país, e o seu canto encherá os piñeirais, as pertas terras de Obe, tódala Mariña, pra espallarse no serán sobor do espello da ría e chegar, como decia Cunqueiro, ás terras astures da outra banda.

Eu anceio que mañán canten de novo en Ribadeo tódalas vellas gaitas da terra, e con elas, os gaiteiros de Curros e de Rosalía, os de Celso Emilio, Álvarez Blázquez, os do crego Rey Romero morto alén mar, pois todos eles estiveron presentes cos seus versos no dia da inauguración do gaiteiro de Ribadeo en Santa Cruz. "Entre lusco e fusco pasa o gaiteiro" cantaba un. "E que haxa cen Compostelas ó son da gaita de fol... " decia outro, mentras a lanzal figura do gaiteiro de Soutelo, dos gaiteiros "repoludos", revivían en todos nós naquel dia de esperanzas e sonos galegos.

Mañán pola corredoira de Carlos e Amando temos de rubir tódolos ribadenses e forasteiros que nos acompañen, en romaria de identidade, en busca do reencontro coas máis puras raizames ribasenses. E nada mellor pra elo, como xa díxen en outra ocasión, que facelo por ese vieiro tan noso, que pouco a pouco na subida vainos facendo descubrir a paisaxe mais armoniosa e colorista da nosa bisbarra. "Ser de Ribadeo fermoso, e ter unha corredoira. . . " cantaba Celso Emilio entón. E na noite, cando a lúa pendurada sobre Berbesa nun fondo e morno luar apouse na ría, que se cumplan os desexos de Emilio Álvarez Blázquez cando adiviñaba na noite foguetes de fantasía: "estrelas van caindo por Ribadeo. . .

Mañán todalas gaitas de Galicia xúntanse espiritualmente en Ribadeo, e con elas as dos nosos gaiteros que foron: Os Quirotelvos, xuntanza dos Quirolos e a figura exemplar de Etelvino e os seus, pasando por Primitivo, a quen todavia vexo, ergueito e lanzal coma un piñeiro, enchendo o fol do seu peito e picando áxilmente no punteiro. Eu penso que mañá han de soar tódalas gaitas de Galicia pra cantar unha alborada de esperanza, e que algún dia, canto antes mellor, as gaitas de pedra, a nosa de Santa Cruz, as outras de tódolos lugares de Galicia, as dos gaiteiros do mestre Mateo no Pórtico da Gloria compostelán, desperten nunha longa sinfonía. Como decía Blanco Amor, coas mans no punteiro deixáronlas os maestros canteiros para o canto, para ese canto profundo e duradeiro que latexa sempre no silenzo. Que Deus permita que todo elo, un dia non lonxano de futuro recupere o canto esmorecido.

Miñas donas, meus señores, coa testemuña da miña profunda devoción a Ribadeo, desexo pra todos unhas festas ventureiras. Moitas gracias.

En Ribadeo. Día de la Gaita 6 de agosto de 1983