Pregón de 1986 - Mary-Lola Pérez Basanta

 

Mary-Lola Pérez Basanta.


Nació en Ribadeo el día 30 de Noviembre de 1935. Casada. Sus estudios primarios los hizo en Ribadeo, y en Lugo estudió los 3 primeros años de Bachillerato. que termi­nó en Ribadeo en el Colegio Santo Tomas de Aquino. Cursó 2 anos de Medicina en la Universidad de Santia­go, estudios que abandonó para irse a Paris donde estudió en La Alianza Francesa y en el Club Cource­lles. Después hizo cursos de Literatura,. Civilización y Fonética Francesas, en La Sorbona. Comenzó a escribir a los 18 años en el Semanario local, entonces La Comarca y en La Voz de Asturias. En 1970 se traslada a Granada, ya casada, donde cursó estudios en la Escuela Universitaria de Traductores  e intérpretes por la Lengua Francesa, carrera que hizo en 3 años.

Volvió a colaborar en La Comarca del Eo, en el Diario de Granada y La Voz de Galicia. 

Ejerce la profesión de Traductora, con trabajos para la Audiencia de Granada y varios libros entre los que destaca por la gran dificultad que presentaba la gran variedad de expresiones la obra de Federico García Lorca "La Zapatera Prodigiosa. En la actualidad prepara un libro sobre Ribadeo que titulará "Una biografía de un recuerdo”.

 

ANO 1986

 

Señoras, Señores,

amigos todos, ribadenses.

Una fría mañana de este invierno pasado, recibí una carta de nuestro querido infatigable amigo Pancho Maseda. En ella me comunicaba que la Junta Directiva de la Sociedad  “Amigos de la Gaita", de la cual, como todos sabemos, es presidente, había decidido nombrarme su pregonera en este año de 1986. Y parece ser que en mí ha recaído el honor de ser la primera mujer que va a tener este entrañable y hermoso privilegio.

A medida que iba leyendo la carta, mil ideas se atropellaban en mi mente. Ideas satisfactorias y gratificantes, pero también un lógico nerviosismo. Y es que el hecho de hablarles durante un rato, constituye para ml, además de un placer indescriptible, una especie de desahogo nostálgico y sensible, ya que tanto la Gaita como la Xira de Santa Cruz forman parte de ese rosario de amores ribadenses que de todos es bien conocido.

A lo largo de mi vida, he escrito muchos artículos. Algunos —los más— preñados de intensos y hermosos recuerdos: otros —por el contrario— desgarradores, pero que hicieron y hacen más llevadero mi camino, exilio por tierras granadinas.


Ese lógico nerviosismo al que me refería al principio, se traduce en un ferviente deseo de saber y poder comunicarnos, con la máxima de las fidelidades, mi idea y mi sentir. Y que lo mismo el que se encuentre sentado en la primera como en la última de las butacas de este querido Teatro, os sumerjáis en una utópica nebulosa con características de auténtico sabor enxebre y gallego.

En una palabra: que este "parladoiro" constituya una evasión poética para todos; y si al final del mismo os sentís identificados con mis ideas e incluso llegáis a experimentar una peculiar tristeza por no saber tocar esa gaita... creedme que me doy en extremo satisfecha.

De todos es sabido que hace más de 25 años que falto de nuestra amada tierra. De este trozo de rincón gallego en el que Dios tan sabiamente depositó la mejor de sus sonrisas y de su buen hacer.

Pienso que cuando Dios creó Ribadeo y sus alrededores, se paró ensimismado ante tanta belleza y respiró en un celestial acto de máxima perfección. Pues bien, esta carencia de "terruño" fue, indudablemente, la que hizo nacer en mí este sentimiento poético que se expresa con esa palabra tan conocida de todos: morriña.

Sueños, Ribadeo, sueños
sueños verdes...
Tierra meiga de vino agrio y corazón herido

que vas rompiendo una a una las estrellas

en mi lógico recuerdo no exento de realismo.

Hace aproximadamente un año, y por estas mismas fechas, publiqué una poesía sobre la gaita en nuestro entrañable "La Comarca del Eo". Era una triste poesía, puesto que esa gaita, en ambiente andaluz y con sabor a odaliscas y noches de fuego, era la imagen esperpéntica de un Ribadeo tan lejano como perdido en mi sentir de ribadense y de gallega.

Pocas fechas más tarde, el mismo Pancho Maseda contestaba a mis desgarrados versos con otra poesía muy hermosa en un perfecto gallego. Su gaita era alegre, estaba leda; su fol reventaba de eucaliptus, de yodo y sal y de pinos perdidos en la niebla matutina. La mía, por el contrario, iba rompiendo con su melodía hasta las agudas púas de los pinos que pueblan la inmensidad del monte.

 

Herida estaba la gaita

y su soledad cantaba

en noche de luna llena.

Dos golondrinas de junio

venidas de las estrellas

seguían su melodía

por corredoiras desiertas.

Unos helechos del monte,

unos tojos y unas hiedras

formaban una corona

que tiernamente le cubrían

en noche de luna llena.

¡Ay esta gaita querida!,

¡Ay esa gaita gallega!
Cómo me sangran tus notas
perdidas entre la niebla.

 

Se me ocurre pues que esa gaita de sonido rojo, cuerpo de ocre y de paño, estaba sola. Esa gaita, durante siglos. había padecido la terrible soledad que se hacía patente en su deambular de sirena solitaria. Sus notas dormían bajo un hórreo perdido entre los pinares, subiendo al Mondigo para volver a bajar a Santa Cruz. perdiéndose su melodía entre los juncos vegadenses o yendo a morir en las suaves olas que acarician el tesón.

Pero como en un cuento de hadas, un hermoso día de primavera, cuando ya las golondrinas africanas cubren el techo ribadense, nuestros queridos y tristemente desapa­recidos hermanos Suárez Couto —Don Carlos y Don Amando— posiblemente influenciados por la desgarradora melodía de esa solitaria gaita. tuvieron la idea de acogerla y declararse oficialmente "Amigos de la Gaita'.

Desde ese momento se estableció una corriente de mutua y eterna amistad que, con la fundación de la "Sociedad Amigos de la Gaita y, posteriormente, con la construcción del monumento al Gaitero gallego, perpetuó al gaitero y la gaita como estandarte y emblema de nuestra amada tierra gallega y ribadense.

Y ya la gaita sonó bulliciosa y alegre, pues ya no se encontraba sola. Su sinfonía de musgo y de pequeños duendes, se mezclaba con los gañidos de las gaviotas que, cual coral sinfónica, elevaba sus notas al paisaje.

Llegaban a la Isla Pancha, apagando el rugido de las enormes olas de espuma intermitente. Miles de estrellas y luminarias centelleaban en la mágica noche, esa noche tan nuestra, como perfume a "fiúncho". Esa noche en la que la luna se viste de gallega, para ser la eterna amante de la Ría que resplandece como una diosa rodeada de sirenas y de neptunos cántabros.

Mañana, ¡gran día de la Xira! nacerá y nuestro querido pueblo será un festín de panderos y de gaitas.

Las mozas vestidas de gallegas, lucirán sus mejores galas con sus rojas faldas y sus inmaculadas camisas blancas. Los cohetes llegarán hasta el mismo cielo e invitarán al mismo Dios, para que nos acompañe a esa entrañable fiesta de confraternidad y de alegría.

El tufillo a empanadas recién salidas del horno. será la nota ambiental dominante de los barrios de la Regueira y de la Fuentenueva.

Ya me parece contemplar la llegada de los coches, que pesadamente suben la empinada cuesta de Santa Cruz y cuyas bacas repletas de enormes cestos, cubiertos por blanquísimos manteles y, como compañeros inseparables, pellejos y damajuanas del buen ribeiro blanco y tinto. El revoloteo de vencejos y golondrinas, se une al griterío de los chiquillos que contemplan extasiados los giros de los molinillos de variopintos y brillantes colores, que coronan los tenderetes de chucherías y golosinas.

Algunos hombres comienzan ya a escanciar sidra asturiana o a dar buena cuenta de las espumosas tazas de ribeiro, entre bromas y risas.

¡La gran ceremonia va a comenzar! Las amas de casa cubren con los enormes manteles el aterciopelado césped o las rectangulares mesas de pino. Una muda lucha gastronómica se establece entre las jugosas tortillas de patata y las carnes o "pitos" asados. Ya los gaiteros hacen la ronda por todas y cada una de las meriendas y las mozas y mozos empiezan a brincar y a bailar incansablemente. El pater-familia se sienta en su cómodo sillón playero, en un estado de semi-modorra, contemplando como un rayo de sol se esconde en una nube para volver a salir de nuevo, sorteando las ramas de los pinos cubiertos por el polvo que los coches levantaron a su paso.

La fiesta está en su máximo apogeo. La tarde gallega resplandece en esta Santa Cruz, mudo testigo de palabras y promesas de amor de los jóvenes, promesas que se esconden entre los helechos y en las raíces de los pinos. como humildes hormigas en su afanoso laborar.

 

Escondida entre los pinos

una nube silenciosa

cubrió la marcha del sol

sobre camelias y rosas.

Y la primera gota de agua

que temblaba en una estrella

hizo morir en la gaita

la alegría de la fiesta.

 

Si, unas débiles gotas de agua van cayendo suavemente, pero no por ello la fiesta pierde alegría y bullicio.

Esa lluvia suave, es como el bautismo que Dios envía sobre los corazones pletóricos de sabia campestre, pero también de buen ribeiro y de queimada.

Los pinos, totalmente blancos, comienzan a verdear bajo la lluvia, pero la noche es la que da el toque de retirada, aunque algunas meriendas rezagadas se disponen a dar fin de las sobras de tan pantagruélica comida, mientras que el gaitero, en su trono de césped, contempla como unas gotas de agua se van deslizando lentamente por el roncón, soplete y fol, de su gaita de granito.

Y allá queda Santa Cruz, de nuevo solitaria, con su pequeña capilla como señora de aguerridos pinos, el aire de la noche bate sus ramas, pareciendo susurrar a nuestros oídos aún un remoto eco de las gaitas, que en el día lo impregnaron de bullicio y de saudade.

Dado que en este año se cumplen los 25 años de la existencia del grupo de gaiteras "Saudade" en un principio, ahora 'Follas Novas y ya mixto, vaya mi cariñosa y sincera felicitación para ellas y el recuerdo para aquellos buenos hermanos Suárez Couto y para Primitivo que en su animada barbería pensaba en la forma idónea para dirigir este grupo de damiselas de rojo y negro que conservan la tradición de la más pura y auténtica sinfonía galaica.

Esas damiselas que, tanto en sus faldas repletas de abalorios de azabache, como en sus dengues, llevan el mensaje tanto por España como por las Américas, de luz verde de pinos húmedos, de hogueras de San Juan, de azules y rosadas hortencias que bordean la huerta de la paisana gallega de tez morena y arrugada por el nordés y que, con sus pesadas zuecas, va marcando a su paso alalás lejanos y gallegos.

 

Volvía de la Atalaya
una mañana de mayo
una gaitera tocando
su gaita de boj y trapo.

El sonido de la gaita
alegraba la pradera
y la gaitera cansada
se sentó sobre una piedra.

Dejó la moza su gaita
sobre la hierba mojada
y un ángel bajó del cielo
y se dispuso a tocarla.

Y cientos de mariposas
de blancas y doradas alas
bailaron en la pradera
¡aquella alegre mañana!

 

Siempre recordará aquellas noches de invierno en las que en la Fortaleza rugía el vendaval, mezclándose con las risas y los gritos de aquellas jovencísimas gaiteiras que iban a ensayar en la parte de atrás del Ayuntamiento.

Inmediatamente llegaba el bueno de Primitivo, que las hacia repetir una y cien veces, hasta que la melodía llegaba al máximo de su perfección sinfónica. Casi al mismo tiempo, podia escuchar las ceremoniosas pisadas de Don Amando Couto, que lentamente bajaba las escaleras de la Torre de Los Moreno. Eran unas pisadas acompasadas y yo sabia que ml querido vecino se dirigía también a los ensayos de las gaiteras.

Entre Primitivo y él, lograron que aquel "buqué" de flores ribadenses, fuesen más tarde motivo de orgullo para nuestro amado pueblo y para todos nosotros.

Tenacidad y fe, fue sin ninguna duda, la que aquellos recordados paisanos se habían propuesto meter en las jóvenes cabezas de aquellas guerrilleras de la gaita, uniéndose posteriormente unos guerrilleros y formando el actual grupo Ilamado "Follas Novas'.

Y ya termino este ramillete de ideas y de recuerdos desde este querido Teatro, mudo testigo de pregones que son sinónimo de amor y de tantos otros espectáculos. ¿Quién no recuerda aquellas benditas "Melodías del Eo"?. Aquellas funciones semanales en las cuales tuve la primera gran ilusión de ml vida, cantando el Danubio Azul, con muy pocos años y muchos kilos (ahora tengo muchísimos más años y kilos también). iQué lejana estaba mi infantil mente de "futura diva de la canción", que a la vuelta de varios decenios iba a ser pregonera de este rosario de añoranzas ribadenses y que, desde luego, me hace mucho más feliz!

Mi agradecimiento sincero por haberme escogido como "charlatana de la gaita" y a toda la nutrida presencia, por tener el valor y la paciencia de escucharme y "aguantarme".


Muchas gracias.

Pancho, amigo:

Este pregón nacido de mí y solicitado por ti es la auténtica demostración de una savia ribadense que tanto tú como yo llevamos en la piel. Tú, luchando incansablemente por ella durante casi cincuenta años, y yo, transmitiendo sus características ambientales y paisajisticas, a las cuales ni el uno ni el otro nos podemos resistir.

Un fuerte abrazo.

 

M. Lola

24 - Agosto - 1986